El Plan de Sequía del Gobierno catalán evita vetar los cruceros, aunque, en 2015, según los últimos datos disponibles, el agua que el puerto de Barcelona daba a todo tipo de barcos suponía el 2,9% del consumo de la ciudad.

La Generalitat de Cataluña se prepara para traer agua a Barcelona en barcos y paliar así los efectos de la peor sequía que sufre la cuenca del Ter-Llobregat y que han colocado en prealerta a todo el área metropolitana, incluyendo urbes como Terrassa o Sabadell.

Casi seis millones de personas. La paradoja es que el puerto de esa misma ciudad estará lleno de cruceros, hasta 24 solo este mes de enero, temporada baja, según el Observatorio de Turismo de Barcelona. Y se da la circunstancia de que el Plan de Sequía del Govern no prevé reducir esta actividad, pese a una situación de escasez sin precedentes. 

Tanto la Agencia Catalana del Agua (ACA), ente público dependiente de la Generalitat, como el puerto de Barcelona, reconocen que no hay conversaciones para reducir la actividad de cruceros a corto plazo. 

La situación es tan surrealista que, con los pantanos a un 16% de su capacidad, la Generalitat está a las puertas de bajarle la presión del agua a esos seis millones de catalanes, con lo que eso supondrá para los pisos altos o con el riesgo de que algunas calderas no se enciendan por la presión baja, y las familias se queden sin agua caliente.

En cambio, una moratoria sobre cruceros, que además no afectaría al grueso de la industria turística en Cataluña —aeropuertos, hoteles, restauración—, no está ni siquiera sobre la mesa

Sobre una hipotética reducción de los cruceros, el ACA contesta que “el Plan de Sequía no entra hasta este nivel de detalle, ciertamente, y en este sentido establece que todas las ciudades de más de 20.000 habitantes deben disponer de su plan de emergencia municipal por sequía, donde deben hacer constar qué medidas aplican dentro de su municipio para ajustar el consumo urbano a los límites que establece el plan especial de sequía”.

Con ello, la patata caliente de los cruceros pasaría al Ayuntamiento de Barcelona.

El año pasado, la capital catalana recibió 887 cruceros. Este año, las perspectivas son similares o incluso ligeramente superiores.

Los cruceros se conectan a la red de agua en baja del puerto, igual que el resto de las embarcaciones.

El puerto de Barcelona asegura que solo el 20% de los grandes barcos no disponen de depuradoras y han de ir cargados de agua para continuar su ruta. Este mismo fin de semana zarpaba el Poesía para un largo viaje de nueve meses que casi da la vuelta al mundo

El director general del ACA, Samuel Reyes, lamentó en TV3 estas navidades que, después de tres años de sequía, la ciudadanía solo se enteró de la crisis cuando el conseller de Acció Climàtica, David Mascort, advirtió de que, si los clubes deportivos regaban el campo de fútbol el día del partido, los jugadores no podrían ducharse para compensar.

Eso incluye al FC Barcelona o al RCD Espanyol. Pero la población general no entiende exigencias como esa si luego no se pone coto a temas como los cruceros. Hasta ahora, todas las exigencias de ahorro se han impuesto a agricultores y ganaderos.

Algunas cifras

Si en enero llegase el primer barco, procedente de Tarragona o de Francia, según prevé en este momento la Generalitat, su consumo prácticamente lo absorberían esos 24 cruceros que habrá en el puerto de Barcelona este mes.

Un estudio de investigadores de las universidades de Baleares, Lleida y La Rioja sobre estos grandes barcos en Palma de Mallorca determinó que cada una de estas embarcaciones consume 628.000 litros de agua cada vez que amarra. Por la otra parte, un barco cargado de agua trae 19 millones de litros. 

De manera que los 24 cruceros que este mes de enero llegarán a Barcelona, que superan los 15 millones de litros de agua en consumo, ya precisarían el 78% del agua que traería el primer carguero cuba previsto para cargar la escasez, según ese estudio universitario.

Si la cifra fuese la que da el puerto de Barcelona, que dice que solo el 80% de los barcos cargan agua, esos mismos cruceros consumirían tres millones de litros de agua, una sexta parte de lo transportado por el navío. 

La Generalitat lleva tiempo avisando de que habrá que hacer sacrificios.

Como explica el director de la Agencia Catalana del Agua, Samuel Reyes, “después de tres años, la ciudadanía no ha notado la sequía”. “¿Podemos vivir tres años de sequía con el mismo bienestar? Llega el momento de hacer esfuerzos“. 

Un estudio determinó que cada embarcación consume 628.000 litros cada vez que amarra 

Pere Aragonès también apuntó en la misma dirección durante su discurso del día de Sant Esteve, cuando habló sobre “la sequía más intensa jamás registrada que estamos sufriendo y que ya ha supuesto un compromiso extraordinario para agricultores y ganaderos, y que requerirá un esfuerzo del resto de la sociedad”. 

Uno de los problemas es la falta de datos. Puerto de Barcelona dejó de publicar cifras sobre consumos concretos de agua en 2015. 

En la memoria de ese año, la entidad explicaba que tenía 89 bocas de suministro de agua propiedad del puerto, con algunas destinadas a suministro de agua a buques, instalaciones de riego, edificios, estaciones de bombeo y lavabos de garitas y locales.

El suministro a terceros (principalmente barcos) sumaba 167.458 metros cúbicos, lo que es igual a 167,45 millones de litros de agua. 

Ese año 2015, el consumo total de agua de la ciudad, según el Ayuntamiento de Barcelona, fue de más de 5.605 millones de litros. El 2,9% de ese consumo se destinó a los barcos, a los que dotaron de agua esas 89 bocas del puerto de capital catalana. 

Ahorrar en ese punto resultaría clave. 

En 2015, el suministro de agua a barcos del puerto era el 2,9% del consumo de la urbe. Puerto de Barcelona no ha actualizado esos datos 

El puerto de Barcelona recibió 749 cruceros en 2015, un 18% menos que los que han hecho escala durante 2023. Sin embargo, el puerto no ha facilitado datos actualizados de consumo de agua de sus barcos, ni tampoco del que se destina de manera específica a los cruceros. 

El problema también es político. Puerto de Barcelona es una empresa y factura 181 millones. Los cruceros son una parte clave de esos ingresos y más en un momento en el que se espera que este tipo de turismo crezca gracias a la celebración de la Copa América.

El presidente de la entidad es Josep Lluís Salvadó, hombre de confianza de Oriol Junqueras y alto cargo de ERC.

Por tanto, de fondo hay un conflicto de intereses. Un Ejecutivo que tiene que decirle a un presidente de una empresa pública que también forma parte de los republicanos que ha de recortar su cuenta de resultados. Para un partido alérgico a tomar decisiones, no resulta el entorno más favorable.

El Confidencial España

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