Se viene monitoreando cómo se prepara la cadena de suministro global para el impacto de la invasión rusa de Ucrania.
Igualmente el impacto de la agresión rusa, sobre los precios de los productos básicos, las amenazas de ciberseguridad y las tensiones geopolíticas en cascada.
El conflicto se ha convertido en una guerra total
En el lapso de solo semanas, múltiples territorios ucranianos han caído bajo control ruso.
Las principales ciudades, incluida la capital, Kiev, Járkov y Mariupol, han sido objeto de ataques.
Sin embargo, el pueblo ucraniano ha montado una resistencia que ha sido elogiada por todo el mundo.
Las protestas contra la guerra han estallado en toda Rusia, y hay más de 15.000 víctimas y millones de ciudadanos ucranianos desplazados.
Los efectos dominó de la crisis se han sentido en todos los rincones del mundo.
Las complejas cadenas de suministro mundiales, ya tensas por la considerable presión de la pandemia, han comenzado a resquebrajarse.
Cadena de suministro ruso-ucraniana
Rusia y Ucrania son los principales proveedores de una extensa lista de materias primas, incluido el aceite de girasol; trigo; cebada; maíz; fertilizante.
También elementos químicos como el neón y el xenón; y metales como paladio, platino, aluminio, acero y cromo.
Con las cadenas de suministro casi detenidas por completo, los fabricantes de automóviles y semiconductores enfrentan escasez de materiales.
Mientras que el aumento de los precios de los alimentos amenaza a las poblaciones de las naciones más pobres de Europa, el norte de África y el Medio Oriente.
Grandes compañías como Nestlé, Mondelez International, Coca-Cola HBC y Sumitomo Electric han cerrado plantas ucranianas para evitar riesgos.
Se suman innumerables otras, incluidas Verizon, Pfizer y Deutsche Bank, que han suspendido sus operaciones en Rusia en solidaridad con el pueblo ucraniano.
Como se ha señalado, los puertos han sido cerrados en la zona de conflicto, terminales y trabajadores del mundo no reciben barcos rusos, ni se están certificando.
Los vuelos de carga entre Europa y Asia han sido cancelados o desviados alrededor del espacio aéreo ruso.
Por esa razón, aumentan los costos del combustible de carga aérea y lleva a los transportistas a optar por cargas de carga más pequeñas y livianas.
Como resultado, se espera que estas medidas, así como los transportistas de paquetería y carga que retiran los envíos de Rusia, limiten aún más la capacidad de carga aérea.
Y sería negligente no mencionar el impacto del conflicto en el mercado energético europeo.
Rusia es uno de los mayores productores mundiales de petróleo y gas natural, por lo que la crisis también ha provocado un aumento precipitado de los precios de los combustibles.
Los efectos completos de la crisis aún están por verse.
Y es justo decir que los cargadores harían bien en esperar que el conflicto continúe en el futuro previsible y planificar en consecuencia.
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