La administración Biden está reuniendo el poder del Departamento de Energía para encontrar alternativas bajas en carbono a los combustibles de transporte a base de petróleo y las materias primas químicas para plásticos y otros productos.
La iniciativa, programada para ser anunciada el miércoles por la secretaria Jennifer Granholm en el Laboratorio Nacional de Idaho del departamento, busca crear alternativas de combustible para la aviación, el ferrocarril y otras fuentes difíciles de descarbonizar. El objetivo de la agencia es desarrollar combustibles con emisiones de gases de efecto invernadero que sean al menos un 85% más bajas que las fuentes basadas en fósiles para 2035.
“El DOE invierte en la descarbonización de las industrias de transporte y química al acelerar las tecnologías necesarias para reducir las emisiones de la fabricación de combustibles y productos químicos”, dijo Granholm en un comunicado.
El programa, denominado Clean Fuels and Products Shot, tiene como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en 650 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente por año para 2050, según el Departamento de Energía. Se basa en la iniciativa SunShot del departamento, que comenzó en 2011 y tenía como objetivo reducir el costo total de la energía solar en un 75% para 2020. El programa alcanzó la marca 3 años antes, cuando el costo de la energía solar a escala de servicios públicos alcanzó los 6 centavos por kilovatio-hora en 2017.
Para lograr el objetivo de combustible de bajas emisiones de la agencia, el departamento planea desarrollar combustibles alternativos utilizando fuentes de biomasa como podas de bosques y desechos sólidos municipales, dijo Jay Fitzgerald, científico jefe de la Oficina de Tecnologías de Bioenergía del departamento. Agregó que otras opciones podrían incluso incluir dióxido de carbono residual.
El programa se alinea con el objetivo de la administración Biden de lograr que Estados Unidos tenga cero emisiones netas a más tardar a mediados de siglo. El transporte representa la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de los Estados Unidos, y la aviación, el ferrocarril y el transporte marítimo se encuentran entre las fuentes más obstinadas de esas emisiones debido a la falta de alternativas fácilmente viables. Hasta ahora, estos tipos de combustibles han sido costosos y difíciles de producir a escala. Pero se necesitan alternativas de bajas emisiones si el mundo quiere limitar el calentamiento global a 1.5C.
Bloomberg L.P.
