El mercado de la naranja no anda bien. Las restricciones de acceso al mercado ruso pesan sobre un sector que ya estaba mal antes del inicio de la guerra en Ucrania.
Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, los volúmenes de naranjas importados por Rusia están disminuyendo. El cierre de líneas marítimas, las restricciones de pago y las sanciones no han facilitado el envío al mercado ruso.
Es un mercado importante para varios exportadores de naranjas frescas –en contraposición a las de zumo– empezando por uno de los mayores, Egipto, del que Rusia importó 262.000 toneladas de naranjas en 2020/2021.
Añadiéndole la caída de los pedidos chinos en los últimos meses, una cuarta parte del mercado egipcio se ha visto gravemente afectada.
Un mercado envejecido con poco margen de expansión
En los próximos meses, otros productores se verán muy afectados: Sudáfrica y Argentina, que comenzarán sus campañas de envío a principios de verano. Los rusos compran entre el 7 y el 10% de las exportaciones sudafricanas y el 20% de las naranjas argentinas. A esto hay que añadir los volúmenes, ciertamente mucho menores, que ya no van a Ucrania.
Estos excedentes corren el riesgo de trasladarse al mercado europeo, donde el consumo ya está en su punto más alto e incluso disminuye en algunos países como Francia y Alemania. A diferencia de otros cítricos como los limones, las naranjas son un producto que envejece. En un mercado que no es extensible, será aún más difícil para los países afectados atraer a nuevos compradores.
Los precios bajan un 20%
La consecuencia inevitable de la superabundancia es la caída de los precios: la principal variedad de naranjas que se comercializa actualmente ha bajado un 20% respecto al año pasado.
Además de la escasa demanda, la producción ha sido bastante buena. “La dinámica del consumo está realmente desfasada con la tendencia estructural a la sobreproducción”, explica Éric Imbert, economista del CIRAD (Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo).
España, el principal proveedor de Europa, ha tenido este año otra cosecha muy satisfactoria, y la de Sudáfrica debería alcanzar también un nivel muy bueno, lo que alimentará aún más la caída de los precios.
RFI Francia
