La disrupción causada por el coronavirus fue imprevisible, sin precedentes e improbable, sin embargo, sucedió y continúa sucediendo cada vez que hay un nuevo brote o variante. ¿Qué hemos aprendido? Que sin importar qué tan improbable sea un escenario, debemos estar preparados para cualquier cosa en cualquier momento.

La industria de la logística enfrentó las restricciones de la pandemia con el uso de tecnología, pero fueron las personas detrás de los equipos operados de manera remota, los programadores y los especialistas IT quienes realmente mantuvieron las operaciones tras bambalinas. Fue la capacidad de la esfera gerencial de repensar y rearmar las operaciones, redefinir estrategias y redirigir a los trabajadores, quienes por su parte dieron un paso fuera de su zona de confort para aprender nuevas tecnologías, se llevaron el trabajo a casa y también aquellos que salieron a trabajar lado a lado -pero a 2 metros de distancia- para asegurar que la carga fuera cargada, transportada y descargada una y otra vez.

Lecciones de la pandemia

Desde el brote inicial, las consecuencias actuales no podían ser anticipadas. Según el Foro Económico Mundial, la pandemia ha aumentado “ocho veces el promedio de tarifas de flete de contenedores, tiempos de tránsito globales han subido un 25% o más y hay escasez de productos en todo nivel de la cadena de valor“. Pero lo que realmente hay que tener en cuenta no está en las cifras ni en los porcentajes que muestran el efecto de la pandemia, sino en la plana gerencial y los ejecutivos de las compañías que enfrentaron difíciles decisiones en medio de una época marcada por constantes cambios en las condiciones del mercado. 

Mirando hacia atrás, muchos líderes corporativos admiten que los tiempos de respuesta podrían haber sido -y en el futuro deberán ser- más cortos. Los planes de contingencia deberían haberse implementado en marcos de tiempo más breves y la adaptación a la situación mundial no debió haber enfrentado resistencias: “la pandemia ha sido vista como una prueba de agilidad con la cual las firmas han manejado sus cadenas de suministro, una prueba en la que algunas compañías demostraron un desempeño pobre“, lee un análisis del Foro Económico Mundial, haciendo una mirada crítica a lo que debe ser mejorado al enfrentar una crisis inusual como la pandemia.

Comunicaciones oportunas y concisas a través de todos los sectores de la cadena de suministro también fueron notadas como un elemento clave para la acción rápida. La anticuada estructura jerárquica vertical de muchas compañías logísticas demostró ser poco práctica en momentos de crisis que confirmaron la importancia de mantener a toda la organización informada en todo momento sobre las condiciones cambiantes para así poder tomar decisiones y actuar rápido enfrentando las dificultades antes de que se vuelvan problemas sin solución.

La integración también mostró ser fundamental a la hora de enfrentar la disrupción. Cuando las diferentes áreas y actores están integrados y comunicados trabajan en armonía, ahorrando recursos valiosos como tiempo y colaboradores. La integración también entrega visibilidad, lo cual construye confianza, el activo intangible más importante que una organización puede cultivar. Y la integración también desde el punto de vista de la cooperación, construyendo alianzas y potenciando el trabajo en equipo.  

Cambios permanentes

Trabajar desde casa ya estaba ganando popularidad antes de la pandemia y ahora incluso forma parte de puestos de trabajo permanentes como cargos remotos, especialmente gracias a las aplicaciones tecnológicas y la digitalización. Más avances y aplicaciones deberían potenciar la automatización, realidad aumentada y otras funciones remotas que borran los límites físicos y permiten que equipos interdisciplinarios puedan trabajar juntos a través de diferentes latitudes y zonas horarias. Esto también aumenta el uso de tecnología para y por el bien del negocio, ahorrando tiempo y otros recursos valiosos.

Otra ganancia de la pandemia fue darse cuenta de la importancia de la salud -física y mental- de los trabajadores, al punto de instalar la necesidad de contar con profesionales médicos en la estructura corporativa en puestos como Chief Medical Officer (CMO).

En general, se resume en un concepto: minimizar el riesgo. Pero, ¿cómo? Estando preparados pensando ‘fuera de la caja’. Si la pandemia nos ha enseñado algo es que esperar lo inesperado es la única manera de ser realmente flexibles y resilientes. Solo cuando las compañías y los ejecutivos de nivel gerencial incorporen esta mentalidad es cuando la cadena de suministro logrará superar las dificultades que ella misma se ha creado.

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